La escritura de guión se diferencia de la literatura porque sus materiales de trabajo no son las palabras sino las imágenes y los sonidos. Si es cierto que cada película genera un universo de sentido propio, lo es porque pone en relación imágenes y sonidos de una manera específica, utilizando estos recursos en sus dimensiones expresivas, narrativas y de sentido. El dispositivo que pone en marcha estas relaciones es, en la mayoría de los casos, el relato, entendiéndolo como una sucesión de acontecimientos relacionados entre sí. La construcción de este relato puede tender tanto a lo narrativo como a la abstracción, según la manera en que se articulen estos acontecimientos.

La hipótesis que plantea el taller es que el proceso de escritura consiste en el descubrimiento por parte del guionista de estos acontecimientos y de estas relaciones, precisamente a partir de lo que desconoce de ellos; citando a Bolaño: “que observa las apariciones como un notario de la maravilla, pero que en resumidas cuentas desconoce el porqué de éstas, su fenomenología, su fin último”.